Bajo la concepción de la nueva escuela institucional (neoinstitucionalismo), las instituciones y el nivel de su calidad son las causas para que se de el desarrollo económico de una nación. A propósito de esto, las instituciones según Douglas North son las reglas de juego de una sociedad, bajo la cual, los diferentes actores (vendedores y compradores) pueden interactuar de manera tal de que los costos de transacción en que se incurren al momento de realizar un intercambio entre agentes económicos, sean los mas bajos posibles. En este sentido, a costos más bajos, la maximización de los beneficios será posible.
Con la idea anterior, se percibe la existencia de instituciones y organizaciones en una sociedad, la primera de las cuales son constituidas por un conjunto de leyes o normas sociales y las segundas son personas jurídicas representadas por una persona natural. El complemento entre estas constituye la base de los incentivos a la actividad económica, pues la existencia de leyes y normas claras representadas íntegramente constituye el escenario donde la percepción del riesgo se minimiza, se reduce la incertidumbre, se incentiva la inversión, la actividad productiva y la información necesaria para toda actividad económica eficiente fluye con facilidad.
Por todo ello, es que surge la preocupación por la actualidad de la economía venezolana y el funcionamiento de sus instituciones. En principio, la solidez de las instituciones del país se pensó propicia a partir el proceso político que se iniciaba con una nueva carta magna por allá en 1999, el problema fue que dicha solidez se fue resquebrajando a medida que pasaron los años, a propósito de la tentación de quebrantar sus estatutos para lograr los objetivos personales, en detrimento del beneficio de una sociedad que en menor medida ha visualizado esa situación y se ha escudado en marcos legales no escritos (constitución no escrita) para atender sus propias necesidades (por ejemplo tomar la ley en sus manos, desarrollo de mercados negros de eficiente funcionamiento, etc.), todo esto ha impulsado un proceso en donde precisamente el nivel de riesgo de las actividades productivas no petroleras a aumentado considerablemente, la incertidumbre cuenta cada vez mas en los planes de inversión que se quieren poner en practica, de allí que los niveles de inversión sean discretos en actividades distintas a las relacionadas con el “oro negro”, la actividad productiva en ese sentido viene en picada y la información es cada vez mas asimétrica en perjuicio de aquellos con menores posibilidades de conseguirla.
Así entonces, las posibilidades de diseñar con éxito políticas en pro de solucionar distorsiones de la economía que se han convertido en verdaderos dolores de cabeza como son la inflación y la escasez, debe ir acompañada de un escenario saludable de instituciones fuertes que estén supeditadas a estándares serios de administración, reduciendo al máximo el compromiso e intervencionismo político, complementándose con relaciones coordinadas con otras instituciones y con la población que convive con el problema a solucionar.
En este sentido, cuando se observe a los representantes de los Ministerios de Finanzas, Planificación e Industrias Básicas y Ligeras junto a miembros representantes del Banco Central de Venezuela (BCV), del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT), del Instituto de Defensa del Consumidor y el Usuario (INDECU), trabajando de manera complementaria con la sociedad que sufre los embates del desabastecimiento y la inflación para conseguir la solución a estos problemas, se estará muy cerca de lograr dicho objetivo, mientras tanto, cualquier estrategia que se intente de manera distinta será un esfuerzo en vano.
Entradas
